martes, 4 de septiembre de 2007

Sevilla ¿ciudad despierta?




“La heroica ciudad dormía la siesta”. Así comienza Leopoldo Alas, conocido en el siglo como Clarín, novelista canónico y Catedrático de Economía Política, su célebre obra “La Regenta”. Siempre me ha recordado esta frase a la ciudad de Sevilla, por más que el escritor la utilizara para aludir, sin mencionar, a la Vetusta Oviedo. Soy de los que pienso, no sin riesgo de equivocarme, que la riqueza y desarrollo de una economía, en este caso la Sevillana, depende en buena medida de la capacidad de sus ciudadanos y organizaciones privadas, eso que llamamos sociedad civil, de generar ideas y convertir estas en actividades rentables, asumiendo el riesgo de fracasar en el intento y apropiándose legítimamente por ello del beneficio si prosperan. En un contexto tan trepidante como el actual, uno de los factores determinantes ha de ser la creatividad e innovación de los agentes económicos y empresariales. Ambas dos características son procesos que combinan actitudes individuales con dinámicas y contextos sociales. Quiero ocuparme aquí de estos últimos, y de cómo condicionan los primeros, resaltando algunas de las que son, a mi juicio, las variables sociales que están precipitando el cambio de las actitudes individuales que terminen por convertir a Sevilla en una ciudad abierta, despierta e innovadora. Entre estos podríamos citar:
· La creación de un entorno social favorable a la asunción de riesgos e iniciativas empresariales, que facilita que el empresario o futuro empresario sevillano sea el actor protagonista de las dinámicas de innovación empresarial y no en un agente refractario al riesgo. La función social del empresario y de la empresa comienza a estar reconocida y apoyada.
· El desarrollo de entornos que faciliten los procesos colectivos de generación de ideas, propios de ciudades abiertas y que darán lugar a más y mejores servicios, procesos y productos. Buen ejemplo en la creación de espacios productivos y comerciales que potencian la densidad y los vínculos empresariales, tal como la cooperación público-privada está generando en sectores claves para la economía sevillana como el aeronáutico, las tecnologías de la información o las energías renovables, especialmente la solar.
· La capacitación y formación del factor humano, clave en los procesos de crecimiento económico y que ha mejorado de manera exponencial en los últimos años.
· La generación y libre transmisión del conocimiento hacia y para la empresa, aprovechando el potencial de nuestras Universidades y Centros de Investigación, con objeto de generar nuevos productos y modelos de negocio.
· El grado de apertura de la ciudad, medido éste como su capacidad de relación exterior, su fuerza de atracción de inversiones y su conectividad, haciendo de Sevilla una ciudad no solo ideal para visitar y disfrutar, sino idónea para hacer negocios. Estos factores son, a mi juicio, determinantes de la capacidad de innovación urbana.
· El enriquecimiento de las redes sociales, esa argamasa que fortalece la acción humana, para lo que se deberá seguir potenciando la educación, la iniciativa ciudadana, la tolerancia (no confundir con el relativismo) y la asunción de responsabilidades por parte de los individuos y la sociedad civil, en exceso dependiente de la Administración Pública.
La innovación es una de las fuerzas, y sin duda no la menos importante, alrededor de la que se articulan los procesos de desarrollo económico, por lo que no es arriesgado destacar que uno de nuestros principales trabajos colectivos ha de ser crear el contexto adecuado para que ésta brote con fluidez y libertad.
El autentico reto de la competitividad futura, presente ya, está en los ciudadanos y sus actitudes y en las organizaciones y sus estrategias. A mi juicio, el potencial desarrollo de la economía sevillana dependerá, entre otras variables, de la capacidad de su sociedad civil de generar nuevas iniciativas rentables y sostenibles en el tiempo, y de la Administración Pública y su capacidad de propiciar el contexto adecuado para que germinen nuevas ideas y proyectos ya sean culturales, sociales o empresariales.
Enlazo aquí con el sin duda algo críptico inicio de mi pequeño artículo. De la capacidad de innovar, de su dinamismo y anticipación al cambio, de su inteligencia creadora y la asunción de riesgos, de la capacidad en fin de estar despierto, medida entre otras en algunas de características que más arriba he mencionado, depende el desarrollo económico-empresarial de nuestra ciudad.
De todos nosotros depende que Sevilla se convierta en una ciudad dinámica. Juzgue el lector si ya lo es. La heroica ciudad ¿duerme la siesta?.